El comercio de la droga del opio se remonta desde el siglo XVI con los portugueses y holandeses, pero en el siglo XVIII, la producción y tráfico a nivel mundial es obra del imperio británico y su centro de operaciones fue la India (Bengala). El cultivo y comercialización fue llevada a cabo por la Compañía Británica de las Indias Orientales o “British East India Company” (BEIC-BRITISH EAST INDIA CO.)  y desde 1781 tuvo el control monopólico del opio; ya en 1783 el primer ministro británico Lord Shelbourne se había convertido en una pieza clave y sus instituciones como jardine Matheson, Chartered Bank, Peninsular and Orient Steam Navigation Co.  en el manejo del tráfico del opio en Asia, convirtiendo el negocio de esta droga en una de las más importantes fuentes de ingresos para la corona británica.

En 1784, para hacer más eficiente el contrabando de opio en la China, la Compañía Británica subastó sus propiedades que tenían en la ciudad de Calcuta entregándoles a empresas privadas para que transporten el opio a los almacenes británicos en Cantón (ciudad que desde 1715 abastecía de opio a los chinos obligándolos a consumirlo a la fuerza). De esta manera la Corona Británica negaría toda relación con el tráfico comercial de este estupefaciente, pero en realidad obtenía cuantiosas ganancias.

El fin del monopolio de la Compañía Británica de las Indias Orientales se dio en 1834; Londres envió un funcionario para supervisar el comercio británico (opio). “Toda esta serie de intermediarios hizo que se creara una compleja red de intereses creados y corrupción (sumado al tráfico de opio)” (Asis, 2017).

La Corona Británica astutamente liberalizó el comercio y entablar relaciones diplomáticas con China. Para un ejemplo de lo rentable del negocio de la droga para Gran Bretaña; el imperio chino envió un funcionario llamado Lin Zexu, cuya misión fue detener la importación de opio y su comercialización en la China; destruyó más de 1300 toneladas de opio valuada en 5 millones de libras esterlinas. La reacción del Impero británico no se hizo esperar; en abril de 1840, 16 buques de guerra y 20 de transporte llegaron a China para obligar al gobierno chino de la dinastía Qing a abrir puertos y legalizar el comercio del opio. Intimidación que no aceptaron, dando origen a la primera guerra del opio (1839-1842). El primer ministro de Inglaterra, Lord Palmerston confirmó la importancia de haber ganado la guerra contra la narco-economía (Embid, 2010).

La venta de opio a China cubrió el 35% del déficit comercial de la Gran Bretaña y, por si fuera poco, este narcótico se convirtió en la segunda fuente de ingresos fiscales en la India (colonia de Gran Bretaña).  Por ejemplo, solo en 1832 las ventas del opio tendrían un valor de 335 millones de dólares actuales. La rápida expansión de las importaciones y el consiguiente incremento de los ingresos de la Corona a partir de 1784 no habrían sido posibles sin el constante aumento de los ingresos generados por la venta de opio en China (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 2009).

Es imposible negar que la Corona británica no supiera del negocio del narcotráfico en la China. En 1838, Lin Tse Hsu encargado de erradicar el opio de su país, le escribió a la reina victoria de Inglaterra: “permitiría la importación a su propio país de una sustancia tan venenosa y le pidió prohibir a sus súbditos traerla a China”. Sin lugar a duda, la carta nunca surtió efecto.

En 1865, luego de la segunda guerra del opio, obviamente favorable a Gran Bretaña, se funda  “Hong-Kong& Shanghai Banking Corporation” (HSBC) para gestionar los beneficios del tráfico mundial del opio.

Para 1875, solo en la India, el aporte del comercio del opio a la Corona británica alcanzó el 41%. Las compañías británicas consiguieron controlar la mayor parte del comercio del opio en el país y lo duplicaron nuevamente hacia 1880, mientras extendían la droga por todo el mundo abriendo nuevos mercados en nombre del liberalismo económico (Embid, 2010).

Esta imposición de Gran Bretaña a China, provocó la guerra del opio, haciendo que los banqueros, las grandes familias poderosas y por supuesto la corona británica obtuviera enormes beneficios económicos. La gloria del imperio británico y la prosperidad de sus élites se basa en gran medida del narcotráfico del opio en el siglo XIX.

Referencias

Asis, L. (15 de agosto de 2017). Los conflictos internaciones por el comercio: Guerras del opio y el bloqueo Anglo Francés. Obtenido de Revista Científica Semestral IN IURE: https://revistaelectronica.unlar.edu.ar/index.php/iniure/article/view/364/334

Connely, M. (s.f.). Comercio y consumo de opio en China. Obtenido de Alep academia: http://aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/31628/1/25-083-1990-0384.pdf

Embid, A. (26 de agosto de 2010). El fraude de la guerra contra las drogas. Dos ejemplos históricos: China y Vietnam. Obtenido de Boletín armas contra las guerras: http://www.ciaramc.org/ciar/boletines/cr_bol316.htm

Instituto Belisario Domínguez. (27 de octubre de 2015). Control internacional de drogas. Obtenido de Instituto Belisario Domínguez: http://www.bibliodigitalibd.senado.gob.mx/bitstream/handle/123456789/1914/reporte27.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. (2009). BOLETÍN DE ESTUPEFACIENTES (Volumen LIX, núms. 1 y 2, 2007). Viena: Sandeep Cawla. editor. Obtenido de UNODC: https://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/bulletin/2007/Century_of_Drug_Control-S-WEB_FILE.pdf

Suárez, C. (1990). Narcotráfico y justicia social. En C. Suárez, Narcotráfico y justicia social (págs. 90-91). publicaciones.eafit.edu.co.